miércoles, 18 de octubre de 2017

La Gente “pobre” de mi país rico.

Desde hace tiempo he querido escribir sobre un tema que me viene haciendo ruido. Me refiero a la pobreza de espíritu con la que algunos venezolanos hemos crecido. Son tantas las cosas que me gustaría decir que temo no poder abarcar en un solo artículo lo que mi corazón siente. Así que trataré de ser directo y sucinto.

En primer lugar sería injusto meter en un mismo saco a quienes padecen de la enfermedad de la peor de las pobrezas humana, me refiero a la pobreza del alma. No es cierto que todos los habitantes de este hermoso país sufren de indolencia o desamor por esta tierra. Ha habido y seguirá habiendo gente que valora, ama y cuida lo nuestro.

Lamentablemente pareciera tener más peso lo negativo que lo positivo. No obstante, estoy convencido que si todos emprendiéramos una campaña por salvar lo que nos queda de bueno, una vez más el bien triunfaría sobre el mal.

Cuando hablo de la “gente pobre” me refiero a quienes se niegan a levantar cabeza; aquellos que prefieren vivir una vida de parásitos antes que trabajar para “ganarse el pan con el sudor de su frente”. Nadie nace flojo ni trabajador; somos lo que aprendemos desde temprano.


Reconozco que ante la crisis que nos embarga, muchos están pasando hambre. Conozco familias cuyo salario de ambos esposos no les alcanza para comprar lo básico para comer. A diario me topo con casos que me desgarran el corazón al saber del sacrificio que hacen los padres para alimentar a sus hijos.

Pero en el fondo esos casos no me preocupan tanto porque sé que de la crisis se sobrepondrán. Estoy seguro que esa gente trabajadora y eficiente aprenderá lecciones de vida y al final saldrán fortalecidos de esta situación.

Me preocupa en cambio quienes pudiendo surgir en tiempos pasados (tiempos de abundancia) prefirieron conformarse con la vida mediocre y miserable que siempre llevaron; los mismos que no se esforzaron ni se sacrificaron porque papá gobierno los convirtió en mendigos sociales. 

Ellos son víctimas de un sistema político corrupto que se ha convertido en una fábrica de mantenidos e improductivos. No les enseñaron a pensar por ellos mismos; fueron convertidos en parásitos sociales que viven a expensas de los demás. Y me preocupa sobremanera porque ahora buscan por las malas lo que ellos mismos se negaron por las buenas.

El alto índice de la delincuencia en nuestro país tiene su origen en gran parte en esta realidad que describo. Quienes ahora ya no pueden ser mantenidos y se les niega la vida fácil que otrora tenían, encontrarán medios menos ortodoxos para seguir viviendo como lo venían haciendo.

Es decir, ahora robarán y hasta matarán si es preciso, con tal de no tener que trabajar duro para apoderarse de lo que antes les era fácil obtener. Esto se agrava aún más ante políticas erróneas y populistas que arman a la población, premian la lealtad partidista y promueven la impunidad.

Así que pobre es:


1.- Aquel que se niega a estudiar o a trabajar para surgir. 


El sacrificio, el esfuerzo y la educación son los pilares del progreso. Desde hace mucho se nos ha querido convertir en una sociedad de mendigos. Nos han ofrecido bolsas de comida cuando lo que necesitamos es trabajo para ganarnos lo que nos comemos. Se le ha querido comprar a la población con vehículos y casas bien dotadas cuando no se invierte en la familia ni en la educación.

2.- Pobre es aquel que no se quiere dar cuenta que sin producir no se puede progresar. 


No es quitando al otro lo que ese otro ha logrado a fuerza de esfuerzo y trabajo como podemos superarnos. Es mentira la idea que se nos ha vendido que somos pobres porque los demás son ricos. Venezuela ha sido siempre un país de oportunidades. Aquí se supera el que lucha con denuedo; quien paga el precio del sacrificio y quien trabaja duro; quien se fija metas y hace lo que debe para alcanzarlas.

3.- Pobre es aquel que tiene “un rancho en la cabeza”. 


Aquel que vive como un pordiosero y piensa que la vida tiene una deuda existencial con él. Quien se cree sin obligaciones o deberes para con su país y para con los suyos; quien desea vivir la vida fácil sin haberse sacrificado antes.


4.- Pobre es quien poseyendo mucho dinero le falta corazón y conciencia.


 Pobre es quien se vende al mejor postor; quien vive en el miedo y cuyo miedo lo paraliza. Aquel que solo le importa su bienestar y se siente seguro al amparo del poder y cierra los ojos ante las necesidades de sus semejantes. Hay quienes no les quita el sueño saber que existen niños que se van a la cama sin cenar porque sus padres, que son profesionales y trabajan de sol a sol, no les alcanza ni para alimentar a sus hijos; o quienes no quieren enterarse de las estadísticas de enfermos que mueren porque no tienen medicina con qué tratarse. 


5.- Pobre es quien ensucia y contamina el medio ambiente. 


Sin importarle que al hacerlo se está condenando a sí mismo y a las generaciones venideras a vivir en un estercolero como animales o peor que eso.

6.- Pobre es quien no valora su vida ni la de los otros. 


Quienes irrespetan a sus mayores y maestros y hacen caso omiso de los consejos de sus padres. Pobre es quien no ama ni 
teme a Dios y no piensa que algún día ha de responder por sus acciones.


En fin, mi país es rico en recursos naturales y de ello alardeamos, pero en él vive gente que se ha venido empobreciendo cada vez más.









Me resisto a ver a mi gente pobre. No quiero una sociedad de mendigos ni pordioseros. Quiero luchar y hacer lo que sea para evitar que mi gente siga siendo pobre

¡Hagamos una campaña que tenga como objetivo abrir los ojos de los pobres de Venezuela y que nos permita superar esta pobreza que nos hunde en el fango de la desidia!

Pbro. David Miguel Trujillo U.
Párroco.  

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