miércoles, 14 de febrero de 2018

4 Claves para vivir la cuaresma con el Papa Francisco


El miércoles de ceniza inicia la cuaresma, un recorrido que año tras año transitamos desde la fe. Este tiempo nos permite adentrarnos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Es un período para crecer.

Durante la cuaresma nuestra vida cristiana se prepara, recorre junto a Jesús su historia, sus enseñanzas, el peso de la cruz que carga con nuestros pecados, el dolor de su crucifixión.

Cada día de este período nos llama a la reflexión. A revisar nuestras vidas en función a ese camino que Jesús ha trazado para nosotros.

Se trata un camino de transformación espiritual, de mirar hacia nuestro interior para descubrir esos sentimientos, actitudes y pensamientos que nos dañan y que a veces sin querer nos llevan a lastimar a otros.

Es un camino para mejorar, para purificarnos de nuestros males siempre cotidianos en la naturaleza humana, y avanzar hacia Dios con paso firme, seguros y confiados de su obrar en nosotros. Se trata de darle a Dios la oportunidad de rehacernos.

Recientemente su santidad el Papa Francisco ha dado a conocer su mensaje con motivo de la cuaresma, bajo el título «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24,12). En sus palabras el Papa nos invita a vivir la cuaresma de modo cristiano y nos indica cómo hacerlo.

A continuación te ofrecemos 4 claves para vivir la cuaresma en base al mensaje de SS Francisco:



1.- Vive con gozo y verdad:



La vida cristiana está rodeada de tentaciones, incluso de mentiras que el enemigo presenta disfrazadas de verdad. El reto del cristiano es mantenerse siempre vigilante de esto, alerta para no dejarse llevar por las mentiras del mundo que nos hace creer que la vida cómoda, el dinero y el placer desmedido son indicativos de la felicidad.

La verdadera felicidad está en Cristo, es seguir su camino, sus enseñanzas, no en vano el mismo Jesús nos dice “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nadie va al Padre sino por mi” (Jn.14,6 ). El verdadero camino a seguir por el cristiano es Jesús mismo, sólo a través de Él y de un vivir en el amor como Él podremos llegar a Dios.

De allí el gozo, quien se sabe amado responde al amor, y no hay amor más grande que el de Dios. Por ello los cristianos debemos vivir este tiempo de cuaresma gozosos de sabernos amados y responder con ese amor.

El amor de Cristo nos hace ver con claridad dónde se esconde la mentira y nos hace vivir confiados. Quien camina en la verdad puede vislumbrar la luz y ver más allá de aquello que por un momento puede parecer tan cautivador como un espejismo.


2.- Despréndete de lo negativo:


Lo negativo es todo aquello que no te edifica y por el contrario atenta contra ti, contra la pureza de tu corazón, de tu alma y tus relaciones. A diario somos bombardeados por informaciones, cadenas de WhatsApp, imágenes y mensajes que buscan distorsionar nuestra forma de ver el mundo.

Mensajes pornográficos, de odio, de violencia, circulan por todas partes pretendiendo hacer ver como normal aquello que realmente no lo es. El cristiano que vive con fe su camino y se sabe comprometido en él, sabe que las tentaciones están allí pero también cómo evitarlas.

Por eso, desprenderse de lo que contamina es un buen reto para este camino de cuaresma. No dejarse llevar por los comentarios de odio que abundan en nuestro país y la violencia consecuente.

Reconocer que aquello que nos tienta a caer en la violencia, el odio, la lujuria, la ira, realmente tiene como meta alejarnos de Dios, el único norte hacia el cual debemos mirar.

Parte del camino de cuaresma se centra en el ayuno y la abstinencia, pero ese ayuno no se reduce a no desayunar, sino a renunciar a aquello que más nos gusta o incluso que nos cuesta para ofrecerlo como un acto de mortificación a Dios.

Del mismo modo la abstinencia no se reduce a no comer carne el miércoles de cenizas y el viernes santo. La abstinencia se dirige también a controlar nuestros impulsos más básicos, las malas respuestas, la ira, los pensamientos impuros, incluso nuestras actitudes erróneas.

Al crecer la maldad se enfriará el amor, es bueno en este punto de nuestras vidas que nos preguntemos si estamos permitiendo que en nuestros corazones crezca la maldad y un modo de comprobarlo es ver hasta qué punto nos hemos vuelto indiferentes con el dolor del otro.

Una característica del cristiano es que se hace próximo a quienes le rodean, a quien sufre y muy especialmente no se goza con la maldad. En este punto, ¿Cómo está nuestra vida? ¿Somos indiferentes al que sufre solo por tener otra ideología de pensamiento? ¿Nos hace sentir bien que a otros les vaya mal? ¿Deseamos el mal? A veces decimos amar a Dios mientras obramos en su contra.


3.-Calienta tu corazón


Ante un corazón que se va enfriando el mejor remedio es volver a la fuente de calor, y esa fuente es la oración. Un cristiano sin oración va desarmado, a la deriva de las circunstancias. Durante la cuaresma reforcemos la comunicación con Dios.

Orar no es solamente rezar el rosario, gran acto de amor que nos acerca a María y por ella a Jesús. Orar es retirarnos y concedernos unos minutos para conversar con Dios Padre, para agradecerle y entregarle nuestras cargas. Incluso para pedirle que nos enseñe a orar.

Nuestra Iglesia Católica nos ofrece diversas formas de mantenernos en oración, el rezo de la Liturgia de las Horas que es la oración oficial de la Iglesia; la Lectio Divina, diversas coronillas y novenas cuyo fin es que nos acerquemos a Dios, que nos comuniquemos con él.

Otra forma de oración hermosa y quizás la menos frecuentada por los fieles es la hora de Adoración al Santísimo Sacramento. Es una oportunidad única de estar frente a frente con Cristo. Aprovéchala, acércate y ora junto a Él.

Pero que el tiempo no se te vaya solo en orar. Durante la cuaresma podemos calentar el corazón practicando las obras de misericordia. Ayudando al prójimo, apoyando con la campaña compartir en nuestra comunidad.

4.-Reconoce a Cristo en tu vida



Los católicos proclamamos a Cristo como el Señor y así lo profesamos. Pero a veces no nos percatamos de su obrar en nuestras vidas y lo que es peor le ponemos trabas a su obrar.

En este período de cuaresma atrévete a ver su obrar, revisa tu vida y las bendiciones que te ha concedido y agradécelas. Pero a la vez vuélvete instrumento de su obrar.

Acércate al necesitado, lleva aliento y consuelo, observa en cada persona que te rodea el rostro de Cristo y lo que puedes hacer por él.

No olvides acercarte al Sacramento de la Reconciliación, Jesús te está esperando con amor y misericordia para perdonarte e indicarte cómo vivir mejor tu camino.

Vivir el amor como Cristo es amar como Él, con ese amor oblativo que le llevó a morir en una cruz por la salvación de la humanidad. Así que amemos como Él nos ama respondiendo a su amor desde el servicio.

El camino no es sencillo, la conversión es un proceso, pero si estamos dispuestos de corazón a enfrentar ese proceso confiados en Dios y como una respuesta a su llamado, seguramente llegaremos a la noche gloriosa de la Resurrección de Jesús alegres, gozosos y resucitados con Él.

¡Vivamos la cuaresma confiados en el amor infinito de Dios, mientras nos dejamos transformar por Él!

María Luisa Angarita
Pastoral de Medios de Comunicación
Parroquia "La Resurrección del Señor"

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