martes, 13 de febrero de 2018

"El Sentido del Dolor Cristiano"




Hace mucho tiempo un famoso biólogo dedicado a la investigación, descubrió una oruga que, en poco tiempo, se convertiría en una mariposa única en su especie ya que estaba en vía de extinción debido a su extraña hermosura. Los colores vivos que la adornaban la hacían la atracción de los coleccionistas.


Sucedió que el momento tan esperado por nuestro investigador había llegado, después de tanto tiempo de trabajos y sacrificios; después de haber vivido paso a paso las etapas de formación de aquel insecto, ya estaba a punto de transformarse en ese ser tan esperado.

El insecto comenzó a salir con suma dificultad, de la tela que le cubría. Nuestro amigo veía con desesperación e impotencia lo mucho que sufría aquel raro espécimen. Ante el dolor que experimentaba, decidió hacer por su cuenta lo que la naturaleza ya había previsto, así que tomó un bisturí y cortó con sumo cuidado, el capullo que envolvía al insecto.

Grave error cometió. Ante sus ojos apareció un pequeño monstruo, una aberración de la naturaleza. Pero, ¿Dónde estuvo el fallo? se preguntaba atónito ante lo que veían sus ojos. La respuesta era fácil.

Aquellos colores que al insecto adornaban, se desarrollaban precisamente ante el dolor que sufría al nacer. Era eso y no otra cosa, lo que hacían de aquel insecto un ser fuera de lo común.

Todos los hombres somos como esa oruga, la vida nos presenta obstáculos y está llena de muchos sacrificios, pero son ellos los que nos permiten desarrollarnos y crecer como personas. El trabajo y los problemas son el mecanismo para activar en nosotros el deseo de superación y hacer de nuestra vida un continuo reto, cuya meta no puede ser otra que el triunfo.

Si se nos dispensa del esfuerzo que sólo nosotros tenemos que realizar, se está creando de nuestras personas "pequeños monstruos"; parásitos de la sociedad que jamás aprenderán a vivir por sus propios medios.


Hemos de aprender a encontrar en nuestros sufrimientos y problemas las herramientas de nuestra madurez. Durante la cuaresma que está por comenzar se nos hablará de sacrificio y conversión; se nos invitará a “cargar con nuestra cruz” y seguir a Jesús.

El cristiano no es masoquista, sino que ve en la cruz de Cristo el camino de imitar a su maestro y alcanzar la resurrección. No pretendamos resucitar sin pasar por la pasión y la muerte; no rehuyamos nuestras responsabilidades, antes bien, que las asumamos con valentía y que nos permitan crecer como personas.


Pbro. David Miguel Trujillo U.
Párroco.  

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