miércoles, 4 de abril de 2018

"Juicio a quienes enjuiciaron a Jesús" una obra de teatro cargada de reflexión.

¿Estamos todos eximidos del juicio que se le adjudico a Cristo? ¿Formamos parte de ese grupo de personas que lo condenaron a muerte? ¿Nosotros también crucificamos a Jesús?

Tal vez todas estas preguntas te resulten fuera de lugar, ¿Cómo es que vamos a ser culpables de un hecho ocurrido 2.000 años atrás? Y pues, la realidad nos dice que sí.

Esto lo pudimos evidenciar el pasado Viernes de Concilio, donde al finalizar la misa reflexionamos muchas de estas interrogantes con la obra presentada por los Jóvenes Evangelizadores Kairoi en conjunto a los jóvenes de confirmación 2017-2018 y adaptada por el Pbro. David Trujillo, la cual se titulaba “Juicio a quienes enjuiciaron a Jesús”.

Dicha pieza se desenvolvió en el contexto de una sala de juicio penal, donde hacían presencia una fiscal, una abogado defensora y un juez, entre otros personajes que completan el marco de un juicio en la actualidad. Y en el lado de los acusados (retrocediendo los 2.000 años) se encontraban Caifás jefe de los Sumos Sacerdotes; Poncio Pilatos el procurador romano y Judas Iscariote el apóstol que traicionó a Jesús.

Durante el desarrollo de la obra, por medio de los parlamentos presentados, se nos permitió ir reflexionando sobre muchas de las cosas que hacemos consientes o inconscientemente en la actualidad y la comparación en la forma de actuar y pensar de nosotros, con los tres personajes acusados.



¿Qué tanto nos podemos parecer a Caifás? Quien condenó a Jesús por ser un estorbo para el estatus religioso de la época. ¿Cuántas veces no pensamos quitar a alguien de nuestro camino sólo porque confronta nuestro punto de vista?, porque lo vemos como un amenaza hacia nuestra forma de pensar, hacia el cargo que tenemos en el trabajo… y muchas de esas veces no solo lo pensamos, sino que también lo hacemos.



¿Qué tanto nos podemos parecer a Poncio Pilatos? Quien intento salvar la vida a Jesús, pero luego por miedo ordena la ejecución en cruz y se lava las manos para librarse de problemas. ¿Te suena familiar “hacerse el desentendido” a ciertos problemas que hoy vemos en la actualidad porque “no me corresponde a mi resolverlos”?, en situaciones las que se presente algún hermano, no le prestamos atención porque “no es mi problema”.

Muchas veces en el transcurso de la vida nosotros también, después de ser irresponsables, nos lavamos las manos ante cosas importantes, al igual que lo hizo Pilatos.

En cuanto a Judas, también realizamos acciones que nos llevan al estrado de los acusados. Traicionamos no solo a un amigo o a un familiar, sino, muchas veces a nosotros mismos. Cuando nos permitimos ser chantajeados quizá por un poco más de dinero para nuestro bolsillo; cuando nos aprovechamos de las necesidades de los demás para enriquecernos a sí mismos, o cuando maltratamos al prójimo.




Condenarlos a todos ellos en este juicio, también seria condenarnos a nosotros mismos. El punto focal de esta obra es hacernos un llamado de atención y reflexión, viendo cómo muchas de las acciones que quizá realizamos en el día a día, se asemejan a aquellas acciones del pasado que tanto juzgamos.

No seamos jueces, no seamos egoístas, no seamos indiferentes. Y como lo expresó el mismo Maestro: “Quien esté libre de pecados, que tire la primera piedra”. (Juan 8,7)



María Emilia Castañeda
Pastoral de Medios de Comunicación Social
Parroquia "La Resurrección del Señor"







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