sábado, 12 de mayo de 2018

La maternidad en clave de fe


Hoy celebramos un día muy activo en nuestra Iglesia Católica. Es la Solemnidad de la Ascensión del Señor, es el día de la primera aparición de la Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Fátima en Portugal, es también el día en que celebramos la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y muy especialmente en Venezuela es el día de las Madres.

Un domingo muy significativo para nosotros que nos permite apreciar, en clave de fe, la naturaleza de la maternidad como un obsequio, un don dado por Dios a la mujer para ayudarle a continuar su obra creadora.

Desde el principio de los tiempos Dios creó a la mujer con esa misión hermosa de traer vida al mundo, una tarea de la que nuestro Señor Jesucristo también fuera beneficiario al disfrutar de los cuidados y luchas de la Virgen María, de su amor y servicio.


Las madres venezolanas



Hoy en medio de una situación social tan crítica como la que atraviesa nuestro país, la maternidad se ha convertido en un reto y una proeza. Hoy tenemos madres que han visto partir a sus jóvenes hijos en busca de un destino con mayores posibilidades. Madres que en sus vientres soñaron un futuro y que ahora se enfrentan a la realidad.

Pero si nos atrevemos a volver la mirada a unos dos milenios atrás, podremos descubrir en María Virgen un modelo de maternidad que hoy necesariamente nos inspira y motiva. María fue la elegida por Dios para traer a su Unigénito al mundo, sin embargo también sufrió las inclemencias de la época.

A pesar del riesgo de ser apedreada en una plaza, María dice sí al Ángel y acepta confiada y obediente la voluntad de Dios sobre su vida. Un primer “Sí” cargado de amor y que nos abriría las puertas de la salvación.

En su caminar como madre la virgen María fue viviendo diferentes etapas de la maternidad que hoy día se nos asemejan a la nuestra, tuvo que migrar para salvar la vida de su Hijo y pasar dificultades hasta verlo nacer en un pesebre.

Vivió el dolor profundo de ver a su Hijo morir de forma injusta en manos de quienes nunca comprendieron su misión, como hoy tantas madres venezolanas han visto morir a sus hijos en manos de la delincuencia y de la falta de medicamentos.

Ser la elegida no eximió a María del dolor, ni de la angustia, más bien le aportó un mayor sentido de peregrinaje a su misión.




Ahora bien, ante cada dificultad y sobresalto María siempre confió en los designios de Dios. Se mantuvo activa en el servicio no sólo a Jesús sino a todo aquel que requiriese de su apoyo. Acompañó a Jesús en cada momento hasta su vida pública y luego le siguió sirviendo, con entrega y donación, con un amor infinito.

María es quizás el rostro más hermoso de la maternidad, ejemplo de aceptación y adhesión a la voluntad de Dios, ejemplo de servicio y perdón.

Hoy las madres venezolanas encontramos en María Santísima un ejemplo de constancia y amor, una enseñanza de cómo amar a pesar de las circunstancias y cómo mantenernos firmes en la fe más allá de la situación y de las adversidades.


Hoy miramos la maternidad a través de los ojos de María y descubrimos, una vez más, la maravillosa bendición de la que hemos sido partícipes al poder colaborar con Dios en la tarea siempre nueva y desafiante de abrir el camino a la vida.

En este caminar constante como pueblo peregrino, las madres venezolanas podemos encontrar en nuestra Madre la Virgen María el consuelo, la fortaleza y el ánimo necesario para continuar día a día luchando por nuestros hijos y por nuestro país, en la misión que nos fuera encomendada.

Amando como ella, sirviendo como ella, orando y confiando plenamente en Dios podremos guiar a nuestros hijos hacia un futuro donde como hombres y mujeres de fe puedan seguir también siendo partícipes de la construcción del reino de Dios.


Este día

La Ascensión del Señor nos recuerda la garantía de la resurrección que tenemos en Cristo, los 101 años de aparición de la Virgen de Fátima nos motivan a redoblar las fuerzas en la oración, la 52° Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales nos alertan sobre la importancia de una comunicación bien dirigida y nos invitan a comunicar esa esperanza que sólo puede venir de Dios.

Celebraciones todas que nos permiten ver en la maternidad el gozo del servicio, la esperanza de la resurrección al abrir paso día a día a la vida, la importancia que tienen las madres en la comunicación de los valores fundamentales y en la transmisión de la fe, en fin, la fuerza suprema que tiene el amor.

Un amor que lucha, que se entrega y dona, que ama y perdona siempre e infinitamente, un amor incondicional y que sólo puede ser, a semejanza de la Virgen María, un amor de madre.

¡Feliz día de las Madres!


María Luisa Angarita
PMCS "La Resurrección del Señor"




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