domingo, 30 de septiembre de 2018

Una Cristología Ecológica: Reflexiones sobre algunos aspectos en el pensamiento de Leonardo Boff (Parte II)




2.- Una ecología cristológica 


2.1- Definición de Ecología

El primero en usar este término fue Ernst Haeckel en 1866 definiéndola como la ciencia global que estudia las relaciones del organismo con el mundo externo circundante en el que se incluyen todas las condiciones de la existencia[1]. Lo que caracteriza a la ecología y lo que la diferencia de la bioética u otras disciplinas científicas, es que ella estudia la inter-relación mutua de los seres vivos y no vivos, que es en definitiva lo que forma el medio ambiente. De aquí que podamos definir a la ecología como: “el estudio de las relaciones, interconexiones, interdependencias e intercambio de todo con todos en todos los puntos y en todos los momentos”[2].

La ecología se define sobre la base de sus relaciones y no basándose en un saber específico como objeto de conocimiento. La singularidad de la ecología reside en su transversalidad. Esto es, en su “relacionarse-hacia”; todo lo cual nos lleva a una solidaridad cósmica que nos une a todos con todo en todo tiempo y lugar[3]. También se le define como la ciencia de la supervivencia o como la economía (de la misma raíz etimológica: oukos) de la naturaleza. Se ha dicho de ella que es la sinfonía de la vida[4]


2.2.- De una cosmogénesis a una cristogénesis



Basándose en textos paulinos (1Cor.8,6; Col.1,17...), Leonardo Boff hablará de Cristo como causa formal y causa final de toda la creación. En efecto, todo tiene en Cristo su origen y todo culminará en Cristo, ya que todo será recapitulado en Cristo. Él es el medio divino en el cual todo lo que existe subsiste y persiste[5]. Aquí juega un papel capital la resurrección de Jesucristo; será ella la que marque el hilo conductor de tan ricas y variadas cristologías. Gracias a la resurrección la vida terrena de Jesús fue transfigurada e introducida en el mundo del ser de Dios. A Jesús se le transporta al término de la historia. En Cristo se da la escatologización de su destino. Él inaugura un nuevo eón; una nueva realidad: la aparición de una nueva humanidad[6].

Con estas afirmaciones, Boff no pretende otra cosa que explicar el misterio de Cristo a través del prisma cosmológico. Nada está plenamente acabado; cuanto existe en la historia se encuentra abierto a nuevas adquisiciones. De este modo la cosmología se transforma en cristogénesis. En virtud de esta realidad cosmológica, descubrimos una simultaneidad de la humanidad y de la divinidad en el mismo y único Jesús. A Jesucristo se le presenta como un universo en miniatura. Es decir, una versión de la misma estructura del universo en pequeño[7]. De esta manera resulta que el título de Cristo que se le da a Jesús es eminentemente cósmico. Ya Teilhard de Chardin hablaba del elemento crístico que existe en la naturaleza. Dicho elemento crístico participa en la evolución al punto de brotar en las conciencias de las personas. 

viernes, 28 de septiembre de 2018

Programación Fiestas Patronales 2018


Te invitamos a acompañarnos en nuestras Fiestas Patronales a lo largo de toda la 

Novena a Nuestra Señora del Rosario de Fátima

del 4 al 14 de octubre de 2018






¡Te esperamos!



Imagen: José Marcell Campos
PMCS La Resurrección

viernes, 14 de septiembre de 2018

Una Cristología Ecológica: Reflexiones sobre algunos aspectos en el pensamiento de Leonardo Boff



                                                                      

Introducción


Desde hace cierto tiempo el Papa San Juan Pablo II insistía en la cuestión ecológica[1]. Recalca el Magisterio Pontificio que la solución al problema de la amenaza ecológica está en íntima relación con el principio de la legítima autonomía de la realidad terrena. Tacha de preocupante la cuestión ecológica. El hombre llevado por el deseo de tener y gozar más cada vez, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida. Parece olvidar que el ambiente natural posee ciertas limitaciones que lo hacen vulnerable al tiempo. Cree que puede disponer arbitrariamente de la tierra sometiéndola a su voluntad como si no tuviese una fisonomía propia y un destino que sólo Dios le ha podido dar y que el hombre muy bien puede usar, pero nunca traicionar o destruir. (C.A, 37 a)

¨La disminución gradual de la capa de ozono y el consecuente <efecto invernadero> han alcanzado ya dimensiones críticas..., los residuos industriales (...), la deforestación incontrolada (...) todo esto como es bien sabido deteriora la atmósfera y el medio ambiente. De ellos se han seguido múltiples cambios meteorológicos y atmosféricos cuyos efectos van desde el daño de la salud hasta el posible sumergimiento futuro de tierras bajas¨ [2].


Por todo esto se impone como urgente necesidad una verdadera y profunda revisión del estilo de vida del hombre de hoy y, por ende, una reflexión seria sobre la ecología a todos los niveles. Es por esto que deseamos presentar en el siguiente trabajo el fruto del pensamiento ecológico de uno de los padres de la Teología de la Liberación: Leonardo Boff. A él le ha tocado vivir dentro de un sistema político y económico que mucho daño ha causado a la naturaleza especialmente en el territorio de la Amazonia.

Queremos hacer una reflexión cristológica de la ecología desde su pensamiento. Ya desde sus inicios como teólogo, Leonardo Boff asume una cristología cósmica basada en el pensamiento de Teilhard de Chardin. En efecto, hacia la década de los setenta – en pleno desarrollo de la Teología de la Liberación – escribe, entre otras obras: “Jesús Cristo Liberador”; “Pasión de Cristo y sufrimiento humano”; “La resurrección de Cristo y nuestra resurrección”; y de modo especial: “El evangelio del Cristo Cósmico”. Pero será en su última obra: “Ecología: grito de la tierra, grito de los pobres” donde desarrolle su pensamiento propiamente ecológico.

      
Leonardo Boff
Teilhard de Chardin



Este trabajo consta de dos partes, en la primera presentamos una cristología ecologizada o lo que es igual, la visión cristológica de la ecología según nuestro autor y en la segunda parte se busca complementar la primera presentando una ecología cristológica o la visión ecológica de la cristología.


1. - Una cristología ecologizada

1.1. - Cristo liberador - Cristo cósmico 


Cuando hablamos de modelos de interpretación cristiana del mundo, sobresalen dos, a saber:

a.- La tendencia secularizadora, cuyos teólogos afirman que Dios está en el mundo, pero sin dejarse ver del mundo. Esta tendencia busca separar la realidad del mundo como criatura y la realidad de Dios. El mundo pierde así su “numinosidad” y se le desacraliza. La realidad de Dios trasciende el mundo y su lugar lo ocupa el hombre en cuanto su testaferro, de modo que es el hombre quien asume la responsabilidad de imitar a Dios, imagen y semejanza suya; es él quien asume la responsabilidad de colocar orden y formar un ambiente más fraterno en el mundo. Esa armonía que Dios ha creado en el caos, el hombre debe crearla en el mundo[3].

b.- El otro modelo es el que presenta Teilhard de Chardin; es el modelo que mayor interés tiene para nuestra investigación. Consiste en la afirmación de que todo tiene su consistencia esencial y existencial en Jesucristo, por quien existe todo lo creado (Ef.1,22; Col.1, 15-17). Necesariamente y basados en nuestra fe, hay que decir que el mundo tiene en sí mismo una dimensión crística. Más que la epifanía el mundo se convierte en la “diafanía” (manifestación a través del mundo) de la realidad que engloba a Cristo.[4]

La cristología cósmica no se opone, antes bien, sirve de complemento a la cristología histórica. Es esta cristología la que nos garantiza que la liberación de Jesucristo tiene una presencia activa asegurada en el mundo a la cual ninguna acción del hombre puede contradecir ni contrarrestar. “Representa la victoria definitiva de Dios sobre los mecanismos del mal y la instauración realizada en su reino”[5]. El evangelio del Cristo cósmico reafirma una gran verdad: nuestra situación por muy cautiva que se presente, ya ha sido liberada en y por Jesucristo.

lunes, 10 de septiembre de 2018

Los Sacramentos: camino de la vida cristiana


Los sacramentos nos permiten recordar y celebrar la presencia de Jesucristo y su acción en nosotros, son signos de la gracia de Dios a partir de los cuales se entrega la vida divina, es decir, le dan la oportunidad al creyente de ser hijo de Dios.

Los 7 sacramentos se hacen presentes a lo largo de toda la vida del cristiano, formando parte de cada uno de los momentos tópicos en la vida del hombre. Desde el momento del nacimiento, pasando por el crecimiento y la vocación, hasta llegar a la vejez, enfermedad o muerte.

Estos 7 sacramentos, a su vez, de dividen en 3 grupos:

Los sacramentos de iniciación: como bien lo dice su nombre, son los que nos conducen los primeros pasos de nuestra vida cristiana. Estos están conformados por:

El bautismo




Esta es la bienvenida de un nuevo miembro a la iglesia católica. Este sacramento se recibe comúnmente cuando se es niño, y son los padres quienes llevan al infante a recibirlo. Consiste en derramar agua sobre la cabeza de la persona, bajo la presencia del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. El Bautismo perdona el pecado original y después de éste el bautizado pertenece para siempre a Cristo.

El bautismo en nuestras familias venezolanas es un momento de alegría. Llevar a su pequeño hacia la pila bautismal es un acto de profunda felicidad para una familia cristiana. Además de ser una gran responsabilidad, este acto marca el inicio de una relación íntima entre ese pequeño ser y Dios Padre. Y así mismo, representa el compromiso de los padres y padrinos a educar al niño en la fe y guiarlos por el camino de Dios mediante su palabra y sus mandamientos. No es un mero acto social.

Confirmación



Como bien lo dice su nombre, en este sacramento confirmamos nuestra fe en Dios, ratificamos nuestro compromiso con la iglesia; nos une más íntimamente con ella y con Dios. En este sacramento, ya el cristiano consciente y con más madurez que en el momento del bautismo (normalmente recibido en los primeros días de vida) acepta voluntariamente formar parte de la iglesia Además, este sacramento enriquece al confirmando con una fortaleza especial del Espíritu Santo.

El rito de la confirmación se efectúa mediante la imposición de manos sobre todos los confirmandos, y la unción del Santo Crisma.


Eucaristía



El Sacramento de la Eucaristía es la culminación en la iniciación de la vida cristiana. El mismo Jesús instituyó este sacramento en la Última Cena con los doce apóstoles, convirtiendo el pan en su cuerpo y el vino en su sangre.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Homilía del Domingo 2/09/18. Pbro. David Trujillo

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-8.14-15.21-23):


En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús. 


Disfruta la homilía en el video:






Pbro. David Trujillo. 
Párroco.