jueves, 21 de diciembre de 2017

Salutación de Navidad del Pbro. David Trujillo

Queridos hermanos todos en Jesucristo.

Estos días próximos a las fiestas de Navidad y Año Nuevo, son propicios no solo para hacerles llegar mis buenos deseos, sino para invitarlos a una revisión seria. Hemos tenido un año lleno de bendiciones. Veo con satisfacción la manera en que hemos crecido.


Cada domingo nos congregamos más personas en torno al altar para celebrar la fiesta de todos los cristianos: la Eucaristía. Pero también son más las personas que se han ido añadiendo a los grupos de apostolados que existen y a los nuevos que se ha creado. Miembros de nuestra parroquia han participado del II Encuentro de Matrimonio con Cristo (EMC) y del segundo retiro de Emaús. 

Percibo esperanzado un futuro prometedor para nuestra parroquia. Siento que el Espíritu Santo está actuando y que cada uno es protagonista de esa acción. Las fiestas patronales en honor a nuestra Señora de Fátima brillaron por la solemnidad y la dedicación de quienes en ella participamos. Hubo hermandad y regocijo de todos. En las últimas semanas del año nos ha llenado de gozo el compartir que tuvimos en la fiesta de Navidad y la manera como se han ido celebrando las misas de aguinaldos. 

Si hablamos de la construcción hay que reconocer que es mucho lo que se ha avanzado en los trabajos. Esperamos que antes de año nuevo tengamos las fundaciones de lo que será la conserjería y que, el año entrante, podamos centrar nuestros esfuerzos en la construcción del campanario y la capilla del Santísimo. A todos les doy las más merecidas gracias y que la gloria sea toda para Dios.

Pero no todo es grato. Para nadie es un secreto que en nuestro país existen problemas que nos están afectando a todos. Cada día observo con dolor la partida de muchos de nuestros jóvenes. Es desgarrador ver partir al ser que amamos en busca de nuevos horizontes. Estas Navidades se verán envueltas de ausencias y tristezas al recordar al hijo o al hermano que se ha ido a otro país. Vemos igualmente preocupados la situación de pobreza extrema en la que se encuentran tantas familias venezolanas. Ni qué hablar de los enfermos que no encuentran medicina. Percibo tedio y cansancio en nuestra gente humilde. Pareciera no haber una salida política a esta situación. El pueblo está perdiendo la paciencia y le cuesta ver la luz al final del túnel. 


Ciertamente que nuestros líderes políticos no han estado a la altura de los retos que aquejan a los venezolanos. Pero mi mayor miedo es que nos acostumbremos a lo perverso y que veamos como normal aquello que es más bien fruto de la perversidad de unos pocos. Existe la posibilidad de deshumanizarnos. Dicen que en situaciones extremas el hombre saca lo mejor o lo peor de sí. 

Le pido a Dios que todo lo que nos está pasando sirva para que aprendamos a ser más humanos. Que si tocamos fondo sea para que nos impulsemos con mayor ahínco y nos sobrepongamos a tanta miseria y pobreza. Dios siempre ha sabido sacar cosas buenas de lo malo y el venezolano cuenta en su historia patria con momentos más aciagos de los que estamos viviendo. No cabe duda que Dios no nos desamparará y que, si cada quien pone de su parte, nos levantaremos en vilo como lo hacen aquellos que creemos en Cristo.

La Navidad es la ocasión para renovar nuestros propósitos y reemprender la marcha. Sigamos caminando puestas nuestras miradas en Aquel que todo lo puede y que se hace niño en Belén. Tengan todos ustedes unas felices navidades y un año nuevo repleto de bendiciones.

Pbro. David Trujillo
Párroco


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