lunes, 16 de julio de 2018

Virgen del Carmen: Patrona de las Fuerzas Armadas


Durante el mes de julio hay una advocación muy especial presente en el calendario litúrgico: Nuestra Señora del Carmen. El nombre del Carmen viene del Monte Carmelo o “viña de Dios” que está en Tierra Santa. Según el Libro de los Reyes, allí vivió el Profeta Elías con un grupo de jóvenes, dedicados a la oración.

Corría el año 300 a.C. y una gran sequía asolaba la región; el profeta subió a la montaña para pedir lluvia y divisó una nube de luminosa blancura de la cual brotaba el agua en abundancia; comprendió que la visión era un símbolo de la llegada del Salvador esperado, que nacería de una doncella inmaculada para traer una lluvia de bendiciones.

Desde hace muchos siglos se reunieron en el Monte Carmelo varios monjes a rezar y hacer penitencia, y la gente los llamaba “Los Carmelitas”. Estos religiosos le tenían una gran devoción a la Virgen Santísima y le erigieron un templo en esa hermosa montaña.

Pero en el siglo XI llegaron los mahometanos, terribles enemigos de la religión católica, y destruyeron todo a sangre y fuego. Muchos monjes, murieron mientras cantaban himnos a la Santísima. Virgen, pero algunos lograron huir y embarcarse y llegar hasta Italia. Allá empezaron a propagar la devoción a la Sma. Virgen y las gentes los seguían llamando Los Carmelitas.

Entre los monjes llegados del Monte Carmelo hubo uno que se hizo célebre por su santidad, por su amor a la Virgen y sobre todo por una aparición que recibió. Fue San Simón Stock. Dice la tradición que un 16 de julio de 1251, la Santísima Virgen se le apareció y le prometió conceder ayudas muy especiales a quienes lleven el Santo Escapulario como un acto de cariño y devoción de honor de la Madre de Dios con deseo de convertirse y llevar una vida más santa.

Muy pronto empezaron a notarse en todas partes las bendiciones y ayudas tan especiales que la Madre de Dios concedía a los que llevaban con fe y devoción el Santo escapulario. Incendios que se detenían. Inundaciones que se calmaban; tentaciones que se alejaban. Pecadores que se convertían. 

En Francia en plena batalla el rey Luis XI vio que a un soldado le llegaba una flecha dirigida hacia su corazón y en cambio se le clavaba en el escapulario y no le hacía ningún daño. Inmediatamente el rey y todos sus generales pidieron el escapulario y se lo colocaron.

El 16 de julio, es una fecha especial para la Orden Carmelitana. Hace 750 años su Prior, san Simon Stock, recibía, como cuenta la tradición, un escapulario de manos de la Virgen María. La entrega de ese símbolo se ha llenado de historia y significado, y supone para muchos fieles, no solo carmelitas, un lazo especial de amor que les une fuertemente con María, Madre y poderosa intercesora de sus hijos ante Dios, El mismo Juan Pablo II reconoce estar unido al escapulario de la Virgen del Carmen desde su juventud.

De esta forma, el Escapulario se convierte en un sacramental, que, según el Vaticano II, es un signo sagrado según el modelo de los sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que se obtienen por la intercesión de la Iglesia.

Las celebraciones no se han hecho esperar, y toda la familia carmelitana se reunirá los días 11 y 12 de septiembre en la Plaza de San Pedro, de Roma, en un encuentro internacional para dar gracias a la Virgen del Carmen, y al Papa también por la hermosa Carta que envió a los Superiores Generales de las dos ramas carmelitas, los padres Joseph Chalmers, de la antigua, o calzada, y Camilo Maccise, de la rama reformada por santa Teresa y san Juan de la Cruz, llamada descalza.

En ella, el Pontífice sorprendió a muchos haciendo una revelación muy personal: ¡También yo llevo sobre mi corazón, desde hace mucho tiempo, el Escapulario del Carmen!, al tiempo que afirmaba con gozo saber que la Orden del Carmen, en sus dos ramas, antigua y reformada, quiere expresar su propio amor filial hacia el Carmelo, Madre y Guía en el camino de la santidad.

martes, 3 de julio de 2018

Homilía del domingo 01/07/18. Fe y Unidad. Parroquia La Resurrección del Señor.

Lectura del santo Evangelio según san Marcos (5,21-43):


En aquel tiempo Jesús atravesó de nuevo a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago.
Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y al verlo se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.»
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos y se había gastado en eso toda, su fortuna; pero en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido, curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado.
Jesús, notando que, había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio le la gente, preguntando: «¿Quién me ha tocado el manto?»
Los discípulos le contestaron: «Ves como te apretuja la gente y preguntas: "¿quién me ha tocado?"»
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.»
Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?»
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe.»
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos.
Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos, y con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi (que significa: contigo hablo, niña, levántate).»
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar –tenía doce años–. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.

Palabra del Señor

Gloria a ti, Señor Jesús.

Disfruta la homilía en el video: 




Pbro. David Trujillo
Párroco.




Homilía del Domingo 24/06/18. Solemnidad de San Juan Bautista. Parroquia La Resurrección del Señor.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,57-66.80):


A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre.
La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?» Porque la mano del Señor estaba con él. El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús. 

Disfruta la homilía en el video







Pbro. David Trujillo
Párroco. 

lunes, 2 de julio de 2018

119 Años de la Consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento.


El 2 de Julio del presente año 2018 es fecha importante para Venezuela porque se cumple 119 años de la consagración de nuestro país al Santísimo Sacramento, ceremonia eucarística celebrada en Caracas en la cual Monseñor Críspulo Uzcátegui, Arzobispo de Caracas en aquel entonces en presencia del Episcopado venezolano leyó el acto de consagración a perpetuidad de Venezuela a Nuestro Señor Sacramentado, por lo que desde entonces nuestra nación le pertenece solo a Él, el Amor de los Amores Cristo Jesús.


Esta ceremonia tan significativa fue promovida por el presbítero Juan Bautista Castro, quien motivado por los sucesos difíciles que debió afrontar la Iglesia en Venezuela durante el siglo XIX solicitó al episcopado venezolano la consagración de nuestro país a Cristo verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. 

Dicha solicitud fue aprobada y el mismo padre Juan Bautista Castro amante de la Sagrada Eucaristía, miembro de la Academia Venezolana de la Lengua, fundador de la congregación de las Siervas del Santísimo Sacramento y futuro Arzobispo de Caracas desde los años 1904 a 1915 compuso la oración de consagración que fue recitado el 2 de julio de 1899 en solemne ceremonia en la capital de la república.

El estar Venezuela consagrada al Santísimo Sacramento significa que Nuestro Señor Jesucristo está por encima de todo y le pertenecemos solo a Él. Cristo la Segunda Persona de la  Santísima Trinidad y quien se hizo hombre para redimirnos del pecado, se quedó con nosotros en la Sagrada Eucaristía, sacramento por excelencia en donde Él se hace verdaderamente presente en las especies del pan y vino en el momento de la consagración.



Él se nos da como alimento y fortaleza para nuestra vida espiritual, además en cada consagración se actualiza su sacrificio en la cruz para la salvación del mundo, luego se reservan las hostias consagradas en el sagrario para que lo visitemos y adoremos, como también en las exposiciones en la custodia para que le alabemos y hablemos.

Hasta los momentos Venezuela es el único país en el mundo que tiene el privilegio de estar consagrado como República a este sacramento de amor y de fe y que nuestro pueblo profesa su devoción en los domingos de Minervas, las cuarentas horas, las procesiones del Corpus Christi, la adoración al monumento los Jueves y Viernes Santo, los jueves eucarísticos y la visita al Santísimo tanto en el sagrario como en la exposiciones.

En la actualidad Venezuela atraviesa por situaciones bastantes lamentables debido a la crisis política, económica y social, las cuales fueron originados por la pérdida de los valores morales y cristianos ocasionando una gran oscuridad que se vive diariamente y que pareciera no tener solución. 

Pero es en estos momentos en que debemos acudir a Jesús Sacramentado y entregarnos a Él, para que sea el centro de nuestra vida, dejando que su gracia actúe en cada uno de nosotros para propagar el Evangelio y ser fieles practicantes de los valores cristianos en cada instante de nuestras vidas.


De esta manera cada uno de nosotros andaremos en los caminos de la paz, la justicia y de los auténticos valores. Al volver nuestra mirada a Dios y amar a la Eucaristía, sacramento en donde Cristo y también el Padre y el Espíritu Santo están presentes, nuestra vida tendrá sentido y Venezuela caminará por la senda del Evangelio.

Que cada uno de nosotros amemos a la Sagrada Eucaristía, que valoremos lo importante del estar consagrados a Jesús Sacramentado, que aprendamos la oración de consagración para rezarla en los momentos de adoración al Santísimo y Cristo derrame sus bendiciones a nuestra patria Tierra de Gracia. 
 Es digno terminar el presente escrito con estas palabras tomadas de la propia oración de consagración de Venezuela al Santísimo Sacramento:

 “Recíbenos, salvador nuestro y concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico. Levanta bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado por singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable el llamarnos la República del Santísimo Sacramento”.



Lcdo. Pedro Reinaldo Bravo
Pastoral de Medios de Comuniccación
Parroquia "La Resurrección del Señor"