viernes, 10 de abril de 2020

Viernes Santo

Viernes Santo, segundo día del Triduo Pascual. Jesús cargó sobre él todos nuestros crímenes y fue crucificado. 

Un día como hoy, ocurrió uno de los sucesos más extraordinarios en la historia, uno de los misterios más significativos y profundos que ha tratado de comprender el ser humano: Un día como hoy, Dios murió por ti, por mí, por todos, a causa de nuestros pecados.

La palabra de Dios se encarnó y luego de haber vivido una vida pública ejemplar, de enseñarnos cómo relacionarnos con el Padre y cómo llegar al cielo; después de que sanó a muchos enfermos y de resucitar muertos, Jesús, el Dios verdadero, fue crucificado.

Hoy lo seguimos matando. Matamos a Dios cada vez que de nuestra vida lo sacamos, cada vez que atentamos contra nuestro hermano, cada vez que somos egoístas y optamos por el pecado.

Dejemos de despreciar su amor, no sigamos haciéndole daño, agradezcamos la vida que nos ha dado y reconozcamos su presencia en cada persona que nos rodea, especialmente en el necesitado. Así desagraviaremos un poco su corazón herido por nuestras faltas; obedezcamos y sirvámosle sin reproches, sin negarlo, sin dudarlo, sin alejarnos, abrazando en familia la cruz que nos ha tocado.


Texto: Christiam Alvarez
Diseño: Marcell Campos

Pastoral de Comunicaciones Parroquia La Resurrección del Señor

jueves, 9 de abril de 2020

Jueves Santo


Hoy, Jueves Santo, primer día del Triduo Pascual, conmemoramos tres acontecimientos trascendentales de la obra salvífica de nuestro Señor Jesucristo: el lavatorio de pies, la institución de los Sacramentos de la Eucaristía y del Orden Sacerdotal. 


Cada uno de ellos está cargado de grandes significados, Jesús se nos entrega en el Pan, en el Servicio y en la Cruz, diciéndonos de muchas formas que nos ama hasta el extremo, que quiere permanecer siempre con nosotros y que sigamos su ejemplo en el camino hacia la santidad.


Con el lavatorio de pies, Jesús nos muestra una vez más cómo debemos vivir los cristianos: llenos de un amor fraterno que nos mueva a ser siempre humildes servidores. En el sacramento de la Eucaristía, nos invita a alimentarnos diariamente con el Pan de Salvación; y en el Sacerdocio, a que lo veamos a Él, como hijo obediente y amoroso, capaz de entregar su vida para que podamos alcanzar la vida eterna.

A través del testimonio de vida propio, podemos hacer que nuestros hermanos y familia vean a Jesús y quieran abrazar su cruz; para esto, es necesario tener un corazón limpio y compasivo, un corazón que no busque protagonismos ni puestos de superioridad, sino ser servicial para agradar a Dios obedeciendo a Cristo: «… Les he dado ejemplo, para que lo que yo he hecho con ustedes, también ustedes lo hagan».



Texto: Christiam Alvarez
Diseño: Marcell Campos

Pastoral de Comunicaciones Parroquia La Resurrección del Señor

miércoles, 8 de abril de 2020

Miércoles Santo

El Miércoles Santo es tradicionalmente el día en que acompañamos a Jesús bien sea desde el Templo o en Procesión a su muerte en la figura del Nazareno. Uno que sufre en el camino y con dolor carga la Cruz de nuestros pecados.

Hoy esa costumbre se modifica y bajo el lema "Yo me quedo en casa porque el Nazareno viene a ella" se nos presenta la oportunidad de hacer una reflexión más humilde y sin el "ruido" de las actividades tradicionales. Centrando nuestra atención en el sacrificio de Jesús.

Por otro lado, el Evangelio continúa el tema de la traición y se le suma el de la entrega. Hoy los discípulos preparan la cena de Pascua y Jesús confirma la traición de Judas Iscariote, que esperaba el momento adecuado para entregarlo por 30 monedas.

Es oportuno entonces preguntarnos, así como lo hicieron sus discípulos aquella noche ¿Acaso soy yo Señor, quien te entrega y traiciona con mis actos? ¿Soy quién te sigue haciendo sufrir como lo hiciste de camino al calvario?





Texto: Gabriela Cinquemani
Diseño: Marcell Campos
Pastoral de Comunicaciones Parroquia La Resurrección del Señor

martes, 7 de abril de 2020

Martes Santo

Este Martes Santo se nos invita a reflexionar sobre Jesús como modelo de humildad y paciencia. Ese que espera sentado y hasta pensativo la llegada de su muerte. Un Jesús que decidió someterse a la voluntad del Padre y atravesar aquello que tanto le haría sufrir con dos valores que por cierto son más que pertinentes para nuestras vidas hoy día. 


Desde el Evangelio también se nos llamará a reflexionar sobre la traición. Una muy grave: la de Judas, quien quedará expuesto ante todos como el que sería capaz de vender a su Maestro. Y otra más pequeña: la de Pedro, quien a pesar de creerse fiel más adelante negaría a Jesús por temor.

Hagamos entonces examen de conciencia en nuestros corazones y recordemos ¿Cuántas veces aceptamos como Jesús lo que sucede en nuestras vidas sin reproches al Padre, mostrándonos pequeños y pacientes ante su plan? ¿Cuántas veces hacemos las veces de Judas o de Pedro?

Tengamos conciencia de nuestra pequeñez y de la grandeza de Dios, y dejémoslo actuar en nuestras vidas con paciencia y alegría.


Texto: Christian Alvarez
Diseño: Marcell Campos
Pastoral de Comunicaciones Parroquia La Resurrección del Señor

lunes, 6 de abril de 2020

Lunes Santo

Se medita el Evangelio de la unción en Betania, que ocurrió seis días antes de Pascua, cuando Jesús fue a buscar consuelo y fuerza en sus hermanos y amigos. Allí, María, sintiéndose agradecida por la resurrección de su hermano Lázaro, ungió los pies de Cristo con perfume costoso, causando en Judas ocasión de recriminación. La respuesta de Jesús impacta: «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis». 

El día de hoy se evidencia una vez más, una de las características más importantes de nuestro Señor, su amor; se nos invita a tenerlo siempre presente y a recordar que Jesús no ha venido a condenar, sino a perdonar y darnos esperanzas.

A través de la Liturgia de la Palabra, Dios nos regala un ejemplo de cómo debemos ser con su Divino Hijo. Contemplando las actitudes amorosas de estos tres santos hermanos, Lázaro, Marta y María, encontramos una hermosa catequesis sobre cómo debe ser nuestra relación con Cristo: Servidores, como nos lo muestra Marta con su laborioso actuar. Adoradores, que no dudan en ungirle los pies al Maestro y deleitarse en su presencia, como lo hizo María. Y amigos, que se sientan a la mesa con Jesús, para compartir el pan y estar cerca de él, tal como lo hizo Lázaro.

No seamos como Judas, cayendo en la crítica, en la envidia, en la falsedad o en la hipocresía. No seamos mezquinos con aquello que tenemos y consideramos valioso. Demos a Jesús sin medidas, porque desde nuestra humanidad, nada podrá pagarle todo lo bueno que ha hecho por nosotros.


Texto: Christiam Alvarez

Diseño: Marcell Campos

Pastoral de Comunicaciones Parroquia La Resurrección del Señor

domingo, 5 de abril de 2020

Domingo de Ramos


Hoy la Iglesia Católica inicia la Semana Santa con el Domingo de Ramos. 



Cada año, el Domingo de Ramos, también llamado Domingo de Pasión, conmemoramos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén (que significa Ciudad de la Paz) y el anuncio de su pasión.  



Litúrgicamente, este día se caracteriza por estar lleno de significado y por la riqueza simbólica que lo envuelve, como son la bendición de las palmas y la procesión hacia el templo. Una vez realizada la procesión, en el templo se hace la lectura del relato de la Pasión durante la celebración de la Santa Eucaristía.



Las palmas se bendicen porque la gente, al recibir a Jesús en la entrada de Jerusalén, tendía mantos y ramas de los arboles sobre el camino para alfombrar el paso, tal como se acostumbraba hacer al saludar a los reyes. Con nuestras palmas le damos la bienvenida al Señor y benditas las conservamos todo el año como recuerdo de su entrada triunfal en nuestra casa.

Hoy se viven dos realidades llenas de emotividad que nos interpelan como cristianos; una en la que nos desbordamos de alegría porque finalmente nos ha llegado nuestro mesías y rey, el que ha de salvarnos. Y, otra realidad llena de dolor cuando recordamos que Jesús va a sufrir por nuestros pecados, morir en la cruz en cumplimiento de la escritura y así, por su muerte y resurrección alcanzarnos la salvación.

Es necesario recordar lo que dijo San Pablo VI, para el cristiano «dolor y alegría no son ya enemigos irreconciliables», porque Cristo nos ama, es nuestra luz y esperanza, aún ante las dificultades de la vida.




Texto: Christiam Alvarez
Diseño: Marcell Campos
Pastoral de Comunicaciones Parroquia La Resurrección del Señor